viernes, 16 de diciembre de 2011

Carta al grupo de apoyo (Miguel)


 16 de diciembre de 2011

Carta al grupo de apoyo Libertad para los tres en Niza:

            Se que este texto llega algo tarde pero estas dos últimas semanas posteriores a nuestra liberación las he pasado embriagándome de libertad y seguro que lo entenderéis. Dicen que no se echa de menos algo hasta que se pierde y pese a ser una amante fanático de la libertad nunca llegué a imaginar cuanto se la puede añorar cuando te privan de esa escasa ración que tenemos día a día. Nunca imaginé cuanto se podía llegar a echar de menos vuestras sonrisas, vuestras voces, vuestras virtudes y defectos. Cuanto se valora lo que uno tiene cuando de repente te fuerzan a estar sin ello. Se sufre, igual que se que sufristeis vosotros, pues en esta historia no hay solamente tres encarcelados, ya que la misma impotencia, la misma rabia, la misma añoranza y frustración que nosotros sentimos, tuvisteis que padecer los que no estabais oficialmente condenados. Eso es lo que nos diferencia, para bien o para mal, a los que nos une una lucha por lo social, una lucha por mostrar al mundo que no todo es material y que la prioridad del ser humano debe ser la igualdad, la tolerancia y la solidaridad, por encima de las pérdidas o ganancias del capital. Nosotros que lo entendemos, sufrimos por este tipo de ataques y el dicho "si nos tocan a uno nos tocan a todos", por encima de ser un bonito eslogan, se convierte en una verdad inevitable porque somos de un tipo de gente que, por naturaleza, no puede callar ante las injusticias. No obstante,  he comprobado que, incluso de este fatal episodio, hemos obtenido cosas positivas. Desde el primer encuentro que tuvimos con CIMADE me sentí arropado. Gracias a los mensajes que nos hicisteis llegar, todo mi pánico a la soledad me abandonó, y así lo demostraron unas lágrimas que no pude contener delante de mis dos compañeros y dos personas que no conocía de nada, pese a mis intentos. Cada carta que recibimos, tanto de modo personal, arropándonos en sentimientos o intentando distraer nuestra mente, como las que nos contaban que nadie se había cruzado de brazos ante nuestra situación, nos daban fuerzas para seguir con la cabeza alta, invencibles de espíritu, aguardando impacientes cada día antes de las comidas, la llegada de nuevas noticias de nuestra gente. Mira que lo intentaron. Ni llamadas, ni visitas... Aislados, dejándonos solo la triste y desconocida ciencia del correo ordinario para saber de los nuestros. A más de mil kilómetros de nuestros hogares, envueltos en un idioma ajeno... y ni con esas. Se nos ha enseñado la unión que somos capaces de crear cuando la razón nos acompaña. Se nos ha enseñado que no hace falta conocernos ni tener un pasado en común para forjar lazos de amistad entre los que tenemos una causa humana, y a los que dudaban les habéis enseñado que existe el altruismo y la solidaridad por la que luchamos y eso, es para agradecer eternamente.

            No alcanzo a comprender que es lo que pretendían aquellos que nos secuestraron durante un mes, pero si por casualidad fuese el intimidarnos, el hacernos dudar o el dar ejemplo, me atrevo a decir que han logrado exactamente lo contrario. No solo estoy más convencido de que mi lucha es justa, si no que me han demostrado que mi enemigo es capaz de cualquier cosa para reprimir e intimidar a cualquier escala. Han reforzado mis temores adjudicándose la sinrazón más arbitraria y se han posicionado aún más en la injusticia. Personalmente no me cabe otro pensar que esto es consecuencia pura de su miedo, de su miedo a un inminente y necesario cambio que poco a poco, de manera inevitable, va uniendo cada vez mas voces en un grito de inconformidad. Grito con el cual ven peligrar lo que tanto tiempo les a costado cosechar, por desgracia, lo único que valoran en su vida. Poder y riquezas que no dudan en anteponer al bienestar social pero que ahora se tambalean ya que las armas que antes usaban para desprestigiarnos tales como tildarnos de violentos o de minorías ilusas de cara a la opinión pública, ya no les sirven. Ahora se sabe que nuestras ideas ni son ilusas ni violentas así que poco más les queda que usar la fuerza y la sinrazón y así, seguir cavando su propia fosa.

            Aún a la espera de la sentencia el próximo 16 de enero, mis ánimos están enteros. Mas reforzados por la experiencia y el saber que no estoy solo y que aunque me vuelvan a encerrar, quedará gente aquí que hará lo posible por gritar a los cuatro vientos este secuestro “legal”. Quedará gente que me haga llegar la amistad, el cariño y el amor a través de tantos muros como sean capaces de construir.
            Sabed que llevamos razón.

            Gracias a todos:
Miguel A.P.

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